Si bien las bacterias causan un gran número de infecciones también tienen importantes aplicaciones a nivel industrial como en el campo de las energías renovables.
El agotamiento de los combustibles fósiles (petróleo y derivados) es una amenaza real y los científicos se plantean diversas alternativas. Seguramente ya estás muy familiarizado con el tema de la energía eólica y solar pero no tanto con la interesante posibilidad de emplear bacterias u otros microorganismos para la producción de biodiesel, una opción muy económica y nada nociva para el medio ambiente.
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Nos podemos imaginar las bacterias como una fábrica dentro de la cual ocurren reacciones químicas que dan lugar a la formación de productos. Para que esto suceda, debemos proporcionar a las bacterias la materia prima o ingredientes necesarios, lo que se conoce en química como los “reactivos” de la reacción.
El biodiesel es un ejemplo de producto que pueden formar las bacterias a partir de una reacción química conocida como “transesterificación”. La pregunta que nos tenemos que hacer es:
¿Qué “ingredientes” tenemos que dar a las bacterias para que produzcan biodiesel?
Algo tan simple y a la vez tan necesario como el aceite es el “ingrediente” o reactivo que se necesita para la obtención de biodiesel y así quedaría la reacción química:
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Ahora es cuando muchos se preguntarán: ¿merece la pena gastar aceite en producir biodiesel en vez de emplearlo en la alimentación? ¿Vamos a dar a las bacterias el aceite que nosotros podríamos consumir?
Sin duda, la respuesta está clara: la industria del biodiesel no puede crecer a expensas de la alimentaria.
¿Cuál es entonces la solución?
Es aquí donde entra en juego una propuesta cada vez más demanda en la industria: el aprovechamiento y reutilización de desechos. Se trata de dar a las bacterias el aceite utilizado de las comidas, sobre todo procedente de las frituras. Con esta interesante iniciativa estamos solucionando dos problemas:
– Por un lado, obtenemos una materia prima muy barata.
– Por otro, reducimos la importante fuente de contaminación que supone el vertido de aceite a los acuíferos.
En la siguiente imagen queda recogido un esquema de cómo sería la propuesta del procedimiento:
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Una última cuestión es la de compatibilidad del motor del coche con el biodiesel y en este aspecto hay que decir que el biodiesel presente en algunas gasolineras está en realidad mezclado con gasóleo fósil. Se designa con la letra B y un número en función de la proporción vegetal/fósil. Por ejemplo, B5 significa 5% de combustible vegetal y 95% de gasóleo. El mayor o menor porcentaje de biodiesel permitirá su uso en unos motores u otros.
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